EL EJE DE LA LIDIA

EL EJE DE LA LIDIA
"Normalmente, el primer puyazo lo toman bien los toros, y si ése fuera el único del tercio, todos parecerían bravos. En el segundo ya empiezan a dar síntomas de su categoría de bravura. Y es en el tercero donde se define de verdad si el toro es bravo o no. En el tercer puyazo casi todos los toros cantan la gallina, se suele decir". JOAQUÍN VIDAL : "El Toreo es Grandeza". Foto: "Jardinero" de la Ganadería los Maños, primera de cuatro entradas al caballo. Corrida Concurso VIC FEZENSAC 2017. Foto : Pocho Paccini Bustos.

lunes, abril 30, 2012

FRANCISCO VEGA DE LOS REYES: ¨ CURRO PUYA¨

Fuente: Semanario gráfico de los toros El Ruedo. Año XI. Madrid 17 de junio de 1954. Nº 521

Colaboración de Germán Urrutia Campos

sábado, abril 28, 2012

PLAZA DE TOROS DE TETUAN DE LAS VICTORIAS : CAPÍTULO I


Retomamos las entregas sobre diversas historias y acontecimientos ocurridos en el coso de Tetuan de las Victorias, que abonan en confirmar lo grandiosa y exigente que fue nuestra fiesta, tan venida a menos en estos nuestros días en los que reina el triunfalismo, eso sí, frente al medio toro, sin poder, descastado, domesticado y bobo.
Semanario gráfico de los toros El Ruedo, Año VIII, Madrid 25 de  octubre 1951, N°383

A PACO APAOLAZA, QUE SE MURIÓ ESCRIBIENDO



A Paco Apaolaza, que se murió escribiendo
Publicado en tribuna de Salamanca                                                                                                                  
13/05/98


He dejado pasar el tiempo para que no me escocieran las entrañas al escribir este oficio de difuntos que no quiero que suene a miserere porque Paco era apacible, burlón, sosegado y sabiamente escéptico. Tuvo además la suerte de encontrar una 'santa' a la medida tolerante de su bohemia de trotamundos.
Cuando le preguntaba por ella en el trajín de la feria contestaba con aquella ironía tan suya: "'La Santa' se quedó en San Sebastián, como perro sin pulgas, por lo menos estos días no tiene que aguantarme". Y Amparo llegaba invariablemente el fin de semana, a seguir discretamente su ruta de copas, merendolas y discursos a media voz. Y se volvían juntos a la brisa del Cantábrico bravío, a la ruta de los potes o gozar de los atardeceres paseando bajo los tamarindos de los jardines que bordeaban la Concha, aquella playa nostálgica donde íbamos a bañarnos los de tierra adentro, cuando 'El Chofre' era la joya de la Semana Grande.
Ya me ha contado Amparo que murió dulcemente, cuando se vio libre de aquella urna de cristal de la clínica de Sevilla, donde lo metieron los médicos, sin más compañía que las banderillas de los tubos, clavadas en las venas. Y Paco con el cuerpo muerto pero la cabeza clara dijo que lo dejaran morir en paz en su casa de San Sebastián. Se libró de la pesadilla de los cuidados intensivos, cuando no quería más cuidados que un horizonte de montañas verdes, cielos azules ¡y el mar!
Murió escribiendo Y me cuentan que se murió escribiendo notas y hablando con los ojos, cuando se le escapó la voz. Hasta que se le apagó el alma en su mirada clara y en su bigote rubio de gabacho. Me figuro que antes de palmarla ordenaría que le colocaran en la mesilla un reserva de Rioja, un plato de foia fresco, una cazuela de cocochas y de postre unas torrijas con canela y miel.
En mi andariega vida de deleites por las gastronomías de lujo, siempre estaba al lado el apaciblePaco, con su refinamiento de comer hablando o de hablar comiendo; dos privilegios que ejercía con autoridad de maestro. Cuando empezaban las ferias del Norte había que buscar su querencia para gozar de los grandes yantares. Alguna vez tuve la suerte de ganarle por la mano como en aquella cena que me dieron en las Bodegas Muga, la víspera de lidiar aquel toro memorable que mató Raúl Aranda en Haro.
Antes de sentarnos a la mesa lo eché en falta. ¿No habéis avisado a Apaolaza? ¡Faltaría más! Y al poco rato apareció, porque sin él una cena dejaba de ser un ceremonial.
Pasaron los años y cuando en alguna feria salía un toro bravo que despertaba elogios, él los cortaba en seco: "Bravo de verdad el que echó este hijo de puta en Haro" y empezaba a contar la historia de su lidia y a reírse de mí porque me eché a llorar cuando se lo llevaban las mulillas.
Un día estábamos comiendo en Bilbao y apareció una "maricona" que se colaba en la habitación de los toreros para correrse de gusto cuando se desnudaban. Y me puse a largar con esa falta de caridad cristiana cuando la tomo con uno. Y Paco, tan caballero y tan legal, me dio un corte: "No te permito que hables mal de un amigo delante de mí".
A los pocos días la maricona le quitó rastreramente su trabajo haciéndole la pelota a la señora de un banquero que mandaba en su periódico. Paco se quedó en la calle y cuando lo encontré en la feria de Logroño se le cayó la cara de vergüenza: "Tenías toda la razón porque 'La Morala' es mucho peor de lo que tú decías"...
Rescató su oficio y nos volvimos a ver por las plazas mientras tomaba notas para aquellas crónicas, que siempre encabezaba con algún titular sarcástico. Ahora la muerte lo ha sorprendido en la feria de Sevilla cuando empezaba el desastre de las mansadas insoportables de esas ganaderías 'de lujo' hechas a la medida de toreros sin pundonor y sin oficio. 'Roncando sin mantas' se titulaba y le llegó el puntillazo cuando tenía ya la crónica a medias.
Otra crónica amarga de los que asistimos por obligación a un espectáculo que ha perdido todas sus esencias y encima tenemos que afrontar el sacrificio de contarlo sin aburrir a los lectores. Pacoasumió la servidumbre de este oficio hasta el último adiós a la vida. A fin de cuentas murió como una figura en una feria de lujo. Me reprochaba que no he vuelto a Castellón, ni a las Fallas, ni aSevilla... Y cuando lo llevaba a su terreno me comprendía: "Yo voy a las ferias de Madrid y arriba, donde la gente sabe comer. Tú dices que la cultura y la gastronomía son la misma cosa. Hace muchos años que he decidido no ir donde no saben comer".
Pero Sevilla es aparte. El vasco de los grandes templos de la mesa del Sur de Francia, aprendió a cogerle el aire a la tapita, a la gamba fresca, a la acedía, al pescaíto en adobo, pero los días de repicar en gordo se iba a los dos o tres restoranes vascos de la tierra de María Santísima, hasta que le resbalaba la salsa de los chipirones.
Un amigo cabal. Se ha quedado muerto un crítico de toros en una tarde de feria de abril. Se nos ha ido un amigo cabal y un profesional sincero. Unos días antes, sabiendo la estocada que tenía encima, me llamó para que hiciéramos los coloquios en el hotel Inglaterra cuando inauguren la plaza de San Sebastián. Y 'su' plaza no ha querido esperarlo. Nadie había luchado tanto como él por recuperar el esplendor de la Semana Grande.
Pero cuando llegue la Virgen de Agosto ya no estará allí para contarlo, porque se nos ha muerto envuelto en el perfume de las flores de azahar sevillanas. Ese día, cuando las fanfarrias y los chistularis abran calle para estrenar la plaza nueva, Paco Apaolaza verá el cortejo desde la eternidad del monte Igueldo, sentado bajo la fronda de aquel árbol de Recondo donde nos traían, desde las brasas, aquellos monumentales chuletones de buey. En su punto, dorados por fuera y sonrosados por dentro. ¡Adiós hermano! Y que te recordemos muchos años delante de una jarra de vino.

ALFONSO NAVALON.


Fuente : www.elchofre.com


viernes, abril 27, 2012

MANOLO GRANERO: CAPÍTULO FINAL

El cartel de la trágica corrida, cuarta de abono.

El entierro de Granero a su paso por la Cibeles
El mansoleo de Granero en el cementerio de Valencia
La presidencia del duelo en Valencia. En el centro del grupo, el tío Paco Juliá.

Fuente: Semanario gráfico de los toros El Ruedo. Año VI.Madrid 10 de marzo de 1949. Nº 246.


jueves, abril 26, 2012

LA PRUEBA DE LA BRAVURA : ¿UNA ENTELEQUIA?



 LA PRUEBA DE LA BRAVURA (Ver video en el enlace)

Fuentes: Gregorio Corrochano: ¿Qué es torear?. Introducción a las tauromaquias de Joselito y de Domingo Ortega. Madrid, Revista de Occidente,1966.pp. 108 a 116.

lunes, abril 23, 2012

“Tribulaciones de un crítico desencantado”.

Cuando esta noche -lunes, 23 de abril- se encienda el  ‘alumbrao’ de la Feria de Abril de Sevilla, nacerá la semana de farolillos en la que tienen cabida los carteles más postineros -siete en total- que se anuncian en la plaza de la Maestranza.
Cuando ya se han celebrado once festejos -nueve corridas, un espectáculo de rejoneo y una novillada- se impone una parada en el camino para volver la vista atrás, recordar lo vivido, analizar lo escrito y reflexionar sobre el desencanto que tiene atrapado al crítico.
¿Por qué esta frustración? ¿Por qué esos titulares, un día y otro, que expresan el infortunio de un sentimiento de impotencia, desilusión, desengaño…? ¿Es el crítico un pesimista enfermizo? ¿Es su actitud el fruto de un desgraciado trauma infantil? ¿Está resentido contra la fiesta?
El crítico es, ante todo, un periodista que pretende contar lo que ve, y analizarlo a la luz de lo que sus mayores le han contado, sus lecturas le han enseñado y con su experiencia ha contrastado. Y todo ello, en la firme convicción de que la base de la tauromaquia es un toro poderoso, fiero, bravo, encastado y noble y un torero heroico y artista. Uno y otro son los protagonistas de un espectáculo que solo tiene sentido si es capaz de producir emoción. Y ésta es consustancial a la exigencia. Este es el evangelio; y no hay otro, sean cuales fueren las modas de cada época.
La fiesta vive hoy un momento especialmente crucial para su futuro. El toro bravo es una especie en extinción. La manipulación genética que ejecutan los ganaderos bajo las directrices y la presión constante de las figuras ha conseguido un animal de comportamiento enfermizo, blando de remos, carente de bravura y de casta y de acaramelado temperamento. Una caricatura que produce desazón, fastidio, lástima, aburrimiento y una profunda decepción.
Añádasele a la coctelera el fraude imperante en el sector, ante la desidia incomprensible de la autoridad. La impresión comúnmente aceptada es que se ‘afeita’ más que nunca, y ningún presidente hace uso del reglamento para analizar astas sospechosas, ni las vísceras de los animales cuyo extraño comportamiento en el ruedo ofrecen dudas razonables de un posible dopaje.
Once festejos ya se han celebrado en Sevilla y aún no ha salido un toro bravo. Así de cierto y así de triste. Han predominado los anovillados, los inválidos, los mansos y los descastados, y algunos, -los menos- han desarrollado una nobleza cercana a la beatificación; una docilidad perruna que permite que el artista de turno se luzca con su condición estética e innata elegancia.
Que no haya, además, lugar al equívoco: el arte del toreo es posible gracias a la nobleza del toro, pero lo que lo hace grandioso es el toro de poder, encastado y fiero; con trapío, serio, bien armado, vibrante, encastado y codicioso.
Dicen los taurinos que el toro artista es el que gusta ahora. No. Esa es la ceniza que han dejado sus corruptelas, y la causa principal de que los aficionados sabios, exigentes y generosos hayan desaparecido.
No ha salido un toro bravo en Sevilla; pero si hay algún aficionado, que alguno quedará, estará escondido, en silencio, y si le preguntan dirá que él se limita a tocar el piano en un burdel. La actitud del público que acude a la Maestranza es sencillamente vergonzosaNo es que desconozca las normas mínimas sin las cuales esta fiesta carece de sentido, sino que comete la ordinariez de aplaudir todas las herejías de toros y toreros que imaginarse pueda.
¿Qué debe hacer el crítico ante tan crítica situación? Hay quien prefiere cerrar los ojos y subirse al carro del triunfalismo imperante que oculta las enfermedades de la fiesta como si ese fuera el bálsamo para su curación. ¡Ay, dichosa y malvada dictadura de lo políticamente correcto…! ¡Qué buena técnica para granjear amistades, ser invitado a bodas y bautizos y no molestar a toreros, apoderados, empresarios, ganaderos…! Ya se sabe el dicho: ‘Aquello que te da de comer, ni tocarlo’.
Creo, por el contrario, que lo que se debe contar es la verdad de lo que se ve; cada cual con su prisma subjetivo; con rigor, conocimiento, valentía y seriedad; sin trauma infantil ni resentimiento. ¡Qué culpa tiene el crítico de que la realidad sea un puro desencanto…!
Ojalá esta tarde salga un toro deslumbrante y se encuentre en su camino con un torero eterno. Mientras tanto,…
‘Escribir es muy serio, y la independencia para contar lo que cada cual entiende por verdad exige muchas renuncias y no poca soledad’. La frase es de un crítico taurino tan eminente como Antonio Díaz Cañabate.
El periodismo, casi siempre, es así de desagradecido.

viernes, abril 20, 2012

jueves, abril 19, 2012